APOSTANDO POR UN SUEÑO Y CONSTRUYENDO UNA REALIDAD

“LIFE HAS NO REWIND BUTTON”

Tiempo para crear, para escribir, para entrenar, para leer, para observar y disfrutar de Sergio con su sonrisa mientras hace lo que le apasiona, para lijar con cuidado las delicadas manos de mi marioneta Neto, tiempo para estar

Si hay algo que echaba de menos en Madrid era precisamente esto, tiempo.
Normalmente mencionamos la palabra tiempo en muchas las conversaciones intrascendentes que se tienen entre amigos o entre desconocidos en el ascensor (sobre todo si nos referimos al atmosférico, tema de conversación recurrente). Pero hablamos comúnmente de la ausencia de éste: “ no me da tiempo, no tengo tiempo para eso, me falta tiempo, si tengo tiempo voy…”

Cuando nos lanzamos a hacer nuestro proyecto, sabía que esta era una de las cosas que más ansiaba recuperar o tener de primeras: tiempo.
Y así sin apenas darme cuenta ha pasado un mes, donde el tiempo se ha hecho el gran protagonista y no forma parte de ninguna conversación en forma de ausencia sino que transciende totalmente y gana presencia día a día en nuestras vidas.
La rutina de la estabilidad había convertido lo que siempre fue nuestro Plan A ( hacer lo que más nos apasiona, en nuestro caso teatro de títeres y circo) en nuestro Plan B. Y lo que dijimos que sería el Plan B ( trabajo estable, en nuestro caso enseñanza del inglés en coles y geriatría) se apoderó durante 4 años del primer gran puesto robando la identidad del original Plan A. ¡Ojo que quede claro que la enseñanza en coles y el trabajo con personas mayores nos apasiona! Pero de alguna manera sentimos que las inseguridades de futuro laboral, las existentes presiones sociales o la rueda a la que todos nos vemos inmersos cobraban cada vez más presencia.

Recuerdo especialmente en un viaje familiar, recién acabada la carrera de Magisterio y entusiasmada con la idea de haberme incorporado tan rápidamente al mundo laboral escolar, que mi padre desmontaba mi ideal de combinación de Plan A y Plan B viviendo en armonía. Yo, como buena cabezota que soy me enfadé, malinterpretando que mi padre no confiaba lo suficiente en mí. Estaba convencida que yo haría funcionar y convivir el plan A y B: trabajando en un cole como profesora de inglés entre semana y los fines de semana (por lo menos uno al mes) de festivales de títeres con mi compañía Naranjarte. Por supuesto las tardes entre semana las aprovecharía para ensayar y trabajar en el taller construyendo nuevos títeres…¡Bienvenida a los mundos de Yupi de Ana!
Como podrás imaginar, mi padre tenía razón y de nuevo la ausencia de tiempo se hizo notar, ya que el día, muy a mi pesar, no tiene 36 horas.

Después de casi 4 años con el sueño de viajar, actuar y seguir desarrollando o ampliando mi investigación-tesis sobre el uso de títeres y marionetas en la enseñanza del inglés, nos marcamos un objetivo y preparamos un proyecto que hiciera posible combinar ambos planes y hacer nuestro sueño realidad, o al menos intentarlo.

Una serie de factores fueron decisivos para lanzarnos del todo, dejar nuestros trabajos sin excedencia alguna, vender algunos bienes materiales y alquilar nuestra casita. Sin embargo, me atrevería a decir que el factor determinante fue un deseo común de cumplir nuestro sueño y no dejar que este tren pasará de largo. Así que nos miramos, nos preguntamos honestamente si era esto lo que realmente queríamos hacer y fuimos a por ello.

Creo que nunca antes había sido tan consciente de que uno debe de hacer lo que siente en el momento. Con esto me refiero a hacer un trabajo de escucha honesta con uno mismo lo primero y encaminar tus pasos a lo que te hace más feliz y por lo tanto no enterrar esa llama que late dentro y que normalmente apagamos con excusas. Además, habiendo nacido afortunada y casualmente en el primer mundo sin ninguna carga familiar o económica que condicione a un obligado asentamiento, decidimos escuchar esa llamada. Y oye, que no estoy diciendo que nuestra opción nómada sea la mejor del mundo, para nada, sino que es la que elegimos nosotros y nos propusimos hacer realidad. Si de verdad quieres hacer algo, pregúntate qué te lo impide. Y si son los propios miedos o los impuestos…no vale que me digas que es la pasta. Hay millones de formas y cada vez más gente que vive viajando, ya no con un proyecto como nosotros, sino “traviajando” por el mundo. Si lo que quieres es viajar, busca la manera de hacerlo. De hecho Antonio G., un referente de nómada digital para nosotros, te da algunas claves de cómo hacerlo.

Para nosotros fue un tiempo de preparativos arduo entre mails, contactos, desarrollo del proyecto, tirar de colegas para trabajo de diseño y web (¡benditos seáis!) y de miedos, sí, has oído bien. Los propios y los que los demás proyectaban muchas veces de sí mismos:

 “¿ y qué vais a hacer con la hipoteca de la casa?”
“¿ y no os agobia estar los dos solos 24 horas al día?”
“¿ y vas a dejar el trabajo ahora que te iban a hacer fija?”
“¿ cómo vais a vivir?, ¿ de dónde vais a sacar la pasta cuando se os acaben los ahorros?”
“¿ y si os ponéis malos?”
“¿ y a la vuelta como pensáis incorporados al mercado laboral de nuevo?”

Y una lista interminable de inseguridades proyectadas que tuvimos que sortear, mantener nuestro objetivo y mover el proyecto para hacer realidad este sueño. Así es, que una vez lanzadas las conexiones intergalácticas por distintos puntos del planeta Tierra y recibidas confirmaciones en colegios y residencias artísticas, compramos los primeros vuelos por
Skyscanner (por cierto increíblemente baratos) y el sueño comenzó a hacerse realidad.

Un viaje así de largo empieza bastante antes de subirte al avión, como imaginarás. Un viaje así comienza en el momento de soñarlo y ser consecuente con la decisión de hacerlo realidad.

Pero volviendo al tiempo, del que en realidad no he dejado de hablarte en todo el rato, éste cobra curiosamente una extraña dimensión cuando se viaja. Por ejemplo, hoy escribo estas palabras desde un barco, saliendo de una islita al norte de Java, después de haber pasado tres semanas en el paraíso. Esta mañana observaba a la gente salir del barco cuando llegaba a la isla y recordaba mis sensaciones cuando lo hice yo hacía tan solo 21 días. Recordaba el asombro ante la humedad y el color del agua y la sensación aún extraña del cambio de temperatura desde la reciente Finlandia. Y, ante todo, unas ganas de descubrimiento hacia lo salvaje y virgen de una isla rebosante de vida sobre y bajo la superficie.

Ayer, de vuelta en la barquita, tras pasar el día entre corales y delfines, sentí que me despedía ya de esta isla que tanto nos ha dado y a la que hemos intentado corresponder humildemente con nuestro proyecto en el cole y conociendo a su gente. El tiempo se detuvo en Karimunjawa para que pudiéramos saborearlo y el tiempo dirá si volveremos a maravillarnos con su belleza en otra visita.

A poco más de un mes de haber salido siento que hemos cumplido nuestro sueño, ya que nuestro plan A y B se han fusionado siendo sólo uno y acercándose cada vez más a la forma de vida que ansiábamos.

“¿ y mañana?, ¿y a la vuelta?, ¿y si…?”

La verdad es que no tengo respuestas y por primera vez no me preocupa no tenerlas. Sólo cierro los ojos y las sonrientes caras de los niños finlandeses e indonesios iluminan toda un aula llena de títeres, mientras miles de corales de colores imposibles nos rodean.